12.04.2016

Máscara – Palabra del día

Máscara - Palabra del día - EVS Translations
Máscara – Palabra del día – EVS Translations

Alex Comfort, autor de El placer del sexo, dijo una vez que: «El mayor activo de una mujer es su belleza». Aunque la belleza es un aspecto muy subjetivo, no hay nada malo en mejorar la belleza natural y, en lo que respecta a la mejora, la palabra de hoy es necesaria. Una encuesta del Daily Mail afirmaba que lo primero en lo que se fija el 70 % de los hombres es en los ojos de una mujer, por lo que resaltar esta zona suele comenzar y terminar con la máscara.

Para un producto tan conocido, los orígenes del término son bastante confusos. Lo más probable es que sea un término español en origen, pero en la península hay otras dos fuentes posibles, el término catalán mascara o el portugués mascarra, que significan «hollín o mancha negra». Fuera de Europa, también hay teorías de que proviene de Oriente Medio, del árabe maskharah, que significa (extrañamente) «bufón» o del hebreo משקרות (MaSQROTh) que se relaciona con los ojos femeninos y se encuentra en el Libro de Isaías.

De todas las marcas y elecciones disponibles, en realidad hay sorprendentemente poca diferencia entre ellas, aparte de su precio, disponibilidad y publicidad. Por ejemplo, todas las fórmulas son mezclas diferentes de los mismos tipos de ingredientes: pigmentos, aceites y ceras. En lo que a la producción se refiere, solo hay dos formas de producir las máscaras modernas: un método de emulsión en el que las ceras y los aceites se calientan y se pigmentan por separado para luego mezclarlos, y un método anhídrido donde los ingredientes se mezclan y se calientan a la vez.

Máscara – historia

Mencionado por primera vez en inglés en la edición de 1886 del Peck & Snyder Catalogue, la máscara tiene una historia mucho más extensa de lo que la mayoría cree. Si consideramos la máscara como algo que se aplica en las pestañas, el origen de este tipo de realce de la belleza data del año 4000 a. C. en el Antiguo Egipto, donde tanto hombres como mujeres utilizaban una sustancia denominada kohl para repeler a los espíritus malignos y proteger el alma. A medida que otros antiguos imperios entraban en contacto con Egipto, como Roma, Grecia y Babilonia, el uso del kohl se extendió, pero la caída de Roma supuso la interrupción del uso del producto en Europa. En la época victoriana, debido al cambio en la percepción y al uso de recetas como cenizas o humo negro caliente y al zumo de bayas de saúco, reapareció el uso de la máscara en Europa, como puede verse en la obra de Neville Lynn Practical Hints for Making-up (1894): «Para oscurecer las pestañas, utilice máscara o pintura negra con un pequeño cepillo».

Aunque gracias a las innovaciones impulsadas por personas como Eugene Rimmel y T. L. Williams (Maybelline), la máscara, como producto, se ha vuelto más barata, más normalizada y de mayor calidad, no hace mucho que algunos tipos de maquillaje se observaban con suspicacia, como se muestra en la obra de Helena Rubenstein de 1930 The Art of Feminine Beauty, donde afirma que: «Mi madre nos había educado para utilizar un poco de polvo en la cara, pero se hubiera horrorizado solo con pensar en colorete, pintalabios o máscara en los ojos».