Tradicionalmente, la festividad de Todos los Santos marca el inicio del invierno, deprimente y sombrío, como muchos dicen, pero como con todo en la vida, la temporada invernal no es todo oscuridad y frío. Siempre hay luz, ya sea la de las farolas que orientan a los espíritus en la noche o la del débil sol invernal. O mejor aún, si tiene suerte puede que le inviten a una auténtica hoguera. Supongo que habrá pensado en chocolate caliente y bizcochos o puede que en vino y castañas asadas con la melodía de The Christmas Song de Nat King Cole de fondo «Chestnuts roasting on an open fire…» (Castañas asándose al fuego…).
En noviembre, las castañas son el símbolo del sustento en el día de San Martín, así que es normal que hablemos de esta palabra.
Castaña es una palabra de origen discutible. En inglés, se introdujo a través del francés chastain. Partiendo de ahí, la búsqueda de su origen nos lleva al latín y al griego kastaneia, que los griegos creían que se refería a la «nuez de Kastanea» en Tesalia: aunque lo más probable es que el lugar tomara su nombre de los árboles y el término fuera adoptado de un idioma de Asia Menor, desde donde se había extendido el árbol, y según la leyenda, alrededor del siglo V a. C., la armada griega sobrevivió gracias a las castañas durante su retirada de la región.
De hecho, las castañas son supernutritivas, deliciosas y proporcionan minerales, vitaminas y proteínas de gran calidad. Sí, son frutos secos, pero a diferencia de la mayoría de frutos y semillas, son relativamente bajos en calorías y tienen menos grasa, la gran mayoría no saturada. Otro aspecto único de las castañas es que están compuestas principalmente de almidón, como las patatas, el plátano de cocinar, los boniatos y la maíz y por último, pero no por ello menos importante, no contienen gluten.
El castaño se introdujo en Europa a través de Grecia y la palabra apareció en inglés alrededor del siglo VIII con diferentes grafías.
Esta palabra se usó por primera vez para hacer referencia al color marrón rojizo en 1650 y en 1832 apareció la castaña pilonga.
El castaño más famoso es el castaño de los cien caballos, ubicado en Sicilia y se cree que tiene 3000 años. Toma su nombre de la leyenda que dice que la reina de Aragón y su séquito de cien caballeros encontraron refugio debajo del árbol durante una gran tormenta en su viaje hacia el monte Etna. El mito puede ser posible ya que dos siglos después, la circunferencia del castaño medía casi 60 metros.
