22.12.2015

Piñata – Palabra del día

La mayoría de la gente piensa en las piñatas como una actividad divertida ideada para fiestas infantiles. Y aunque la finalidad de la piñata es ciertamente la de divertirse, cuenta con una historia bastante rica que, para sorpresa de muchos, empezó en China y está relacionada con las celebraciones del Año Nuevo.

Los historiadores creen que el famoso viajero Marco Polo fue el primer europeo en presenciar la tradición china de crear coloridas imágenes de animales en papel (principalmente con forma de vaca o buey) que rellenaban con distintas semillas y golpeaban con palos de colores como parte de las celebraciones del Año Nuevo, y como ritual para la fertilidad de la cosecha de la siguiente temporada.

Al traer la idea de las primeras piñatas a casa en el siglo XIV, los venecianos la adoptaron y la vincularon a las celebraciones de la cuaresma cristiana.

El primer domingo de cuaresma se convirtió en Domingo de piñata, con su origen en las palabras italianas pignatta (recipiente de cocina hecho de barro) y pigna (piña del pino), debido a que las primeras piñatas italianas eran recipientes de arcilla con forma de piña.

La costumbre pronto se extendió hasta llegar a España como parte de las celebraciones de cuaresma. La gente utilizaba recipientes de barro denominados la olla (el equivalente español para el término inglés pot) y desde ahí, a principios del siglo XVI, los conquistadores españoles llevaron el ritual a México, donde los habitantes locales perfeccionaron la piñata creando canciones populares y tradiciones en torno a ella.

Los mexicanos ya contaban con rituales aztecas y mayas similares: los sacerdotes aztecas colgaban recipientes de barro en los templos adornados con plumas y llenos de bayas y frutos secos durante las celebraciones del dios azteca de la guerra. Cuando se rompía el recipiente, los tesoros que caían al suelo representaban los favores otorgados por los dioses. Los mayas, por su parte, ponían en escena un ritual en el que las personas con los ojos vendados golpeaban un recipiente colgado de una cuerda.

Los misioneros españoles transformaron estos rituales locales para adaptarlos a sus necesidades y crearon una piñata religiosa que adoptó la forma de un satélite de la que sobresalían siete conos con la intención de representar los siete pecados capitales y al propio Satanás tentando a la gente para que pecara, y estos a su vez luchaban contra la tentación golpeando con los palos, representando así su virtud. Las golosinas y frutas, que sustituyeron a las semillas utilizadas en un principio, eran la recompensa de los participantes por mantener la fe.

El primer uso de nuestra palabra por escrito en una fuente inglesa procede del año 1868, de una guía de viajes de Cuba, Puerto Rico y Santo Tomás, titulada The Stranger in the Tropics (El extranjero en el Trópico): “La piñata es un globo grande de papel relleno con diversos objetos que cuelga sobre el suelo del salón de baile”.

Y la siguiente referencia escrita aparece tres años después de la mano de un observador de la fiesta de la piñata en México. En 1889, Face to face with the Mexicans (Cara a cara con los mexicanos), Fanny Chambers Gooch escribe: “Comienza la diversión de romper la piñata. Está colgada del techo y cada persona con los ojos vendados… tiene que golpear la piñata que oscila de un lado a otro”.

En la actualidad, la piñata ha perdido la mayor parte de su carácter religioso y se ha convertido simplemente en parte del arte mexicano de la cartonería (esculturas de papel maché), aunque sigue siendo el punto central de muchas fiestas de cumpleaños y celebraciones navideñas en los distintos países de todo el mundo, haciendo las delicias de niños y adultos por igual.